A ver quién llega antes
Voluntarios para cronometrar cómo se va más rápido por Sevilla
Enrique Ballesteros Manzorro | Actualizado 19.09.2008 - 05:03
Federico Lara, Inma Rodríguez, David Gómez y Juan Ramón Lara, participantes del circuito de movilidad.
Cuatro personas: David Gómez, Juan Ramón Lara, Inma Rodríguez y Federico Lara. Cuatro formas de desplazarse: en bicicleta privada, en coche, en línea de autobús y andando. ¿Quién llegará antes de un punto de Sevilla a otro, en plena hora punta? Las reglas: no saltarse semáforos, respetar los pasos para peatones, usar el trayecto más corto y, sólo para el coche, no superar los 50 km/h y encontrar aparcamiento.
Se plantearon tres recorridos en tres horarios diferentes. El primero se realizó a las 8:00 de ayer y contó con cuatro voluntarios distintos. El trazado a recorrer transcurrió desde la calle San Bernardo hasta la puerta del hospital Virgen del Rocío. Pasados 23 minutos llegó el ciclista; tras él, el usuario de autobús con 42 minutos; en tercer lugar el peatón, con 47 minutos y el conductor tardó cerca de una hora (tras dejar estacionado, donde pudo, el coche).
El segundo intento, a las 14:00, cuenta con un quinto participante, este periodista, que acompaña al ciclista, David, en su trazado por la ciudad. En esta ocasión, transcurrirá desde la calle Regina, en pleno centro de Sevilla, hasta los aledaños de la antigua cárcel de la Ranilla, en Nervión.
Después de los prolegómenos, comienza el experimento con 15 minutos de retraso. Federico se dirige a la plaza de la Encarnación para coger el 24 ó el 27. "Yo voy a tirar por la calle Imperial y enlazaré con Luis Montoto", comenta Juan Ramón, músico de profesión, que ejercerá de peatón. Inma, que tiene el coche aparcado en Escuelas Pías, está alegre porque acaba de conseguir el licenciatura de Ciencias Ambientales.
David, junto con el redactor, comienza su recorrido en bici mientras inician conversaciones sobre el uso del carril bici o las obras de la ronda histórica. "Deberían haber aprovechado que levantaban la calle para rebajar algunos bordillos, que no costaba nada", se lamenta David. Con el centro a la espalda, se inicia la travesía por José Laguillo. Sin saber qué les está ocurriendo al resto de participantes, los dos ciclistas comienzan a percibir ciertas incidencias: una puerta de coche que se abre, una descarga de material que ocupa el carril bici, una obra. Tan sólo han pasado 10 minutos.
Falta carril para bicicletas en Luis Montoto, con lo que el único recurso posible es compartir vial con los coches. La precaución es primordial, aunque no se percibe mucho tráfico a pesar de acercarse la hora punta de tráfico en la ciudad. Tras callejear un poco, el conjunto de ciclistas consigue llegar el primero en este reto empleando en ello 19 minutos.
Federico llega parsimonioso paseando desde la avenida de Andalucía. "Mi autobús cambió de chófer antes de salir y aún así sólo he tardado 29 minutos", comenta. No hubo ninguna incidencia durante su recorrido, pero sí mucho coche en doble fila. Inma es la tercera, ha tardado 32 minutos en salir del garaje del centro y llegar al destino en Nervión (dejando aparcado el coche): "No había mucho tráfico, la verdad". Lo sorprendente se produce con Juan Ramón que, sin señales de cansancio y con un ritmo aparentemente normal, aparece tras 33 minutos. "No me he saltado ni un semáforo", matiza entre risas.
En el último intento, a las 18:00, y con la presencia de lluvia, volvió a ganar la bicicleta con 20 minutos de recorrido entre Los Remedios y la calle Feria.
Enlace a la noticia
Ayer día 18 de Septiembre se celebró en Sevilla la carrera de medios aprovechando la semana europea de la sostenibilidad.
Hubo diferentes rutas a diferentes horas y en todas el medio de transporte a destacar fue la bicicleta ya que no solo llegó antes, sino que además sacó una buena ventaja a los otros medios de transporte (bus, coche, andando).
Una vez más, se vuelve a mostrar la eficacia de la bicicleta para el desplazamiento por la ciudad y más en horas punta.
1 comentario/s. Deja el tuyo:
Este tipo de contraste de velocidades es un arma de doble filo. Por una parte, pueden servir para que muchos dejen el coche por la bicicleta, pero por otra, es una torpeza soberana entender que la bicicleta sirve para seguir manteniendo el ritmo de prisas y carreras tan nefasto y tan propio de urbes como esta.
La bicicleta es, ante todo, una oportunidad única para cambiar el chip de la velocidad. El movimiento Slow, cada vez más en auge, es posible, o de momento, deseable y saludable.
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