Aire limpio para todos
Antonio Rodrigo Torrijos
Se incorpora de nuevo Sevilla a la Semana Europea de la Movilidad (SEM). El año 2007, apenas constituido el nuevo Gobierno como consecuencia del Pacto por la Mayoría Social de Sevilla, desde mi recién estrenada nueva competencia de Infraestructuras para la Sostenibilidad impulsé algunos de los requisitos que sumaban a nuestro Ayuntamiento a la red de ciudades comprometidas con el futuro del planeta haciendo la política desde lo local. En este año 2008, la SEM arranca mañana y finaliza con el Día sin coche el lunes 22. Es ésta una semana que, desde la dimensión urbana de Europa, tiene como principal objetivo la concienciación ciudadana de cara a conseguir que se abandone el vehículo privado como práctica habitual en los modos de desplazarse por la ciudad. El lema de este año se refiere a la calidad del aire. Tengo que recordar aquí que mi fuerza política libró, no hace mucho, una de sus principales batallas contra el establecimiento en la Punta del Verde de un foco de contaminación objetivada por los científicos cuya victoria, por ahora, ha hecho posible propiedades más saludables en el aire que en la actualidad respiramos.
En general, pero concretamente en el caso de nuestro entorno urbano, el origen de la contaminación lo encontramos en dos fuentes fundamentales: el tráfico rodado, cuyas emisiones se corresponden principalmente con material particulado, óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono; y las industrias emisoras de partículas sólidas: flúor, óxidos de nitrógeno, azufre e hidrocarburos. Tampoco podemos obviar la presencia en el aire que respiramos de partículas de origen biológico, principalmente polen. Su incidencia en enfermedades de tipo alérgico, cada vez más frecuentes, obliga a considerar qué tipo de plantas deben formar parte de la vegetación urbana. Mención aparte corresponde a las emisiones de dióxido de carbono (CO2), gas destacado en el incremento de la temperatura a escala planetaria.
Aunque existen datos de emisión de este gas para el caso de Andalucía o la provincia de Sevilla, no es fácil desagregarlos para obtenerlos en el ámbito municipal. La emisión de este gas es importante desde la óptica de la sostenibilidad global. Aunque suenen reiteradas algunas de ellas, las recetas más eficaces para luchar contra la contaminación del aire que respiramos son las que se explican con énfasis a lo largo de la SEM.
Una receta básica pasa por limitar el acceso de los vehículos a motor por zonas de la ciudad que puedan producir concentración de contaminantes por impedimento de movimientos horizontales y verticales de las masas de aire (edificios altos, calles estrechas, etc.) u otros motivos. En buena medida, esto se consigue extendiendo la peatonalización del casco histórico a otras zonas.
Y otra medida es la reducción del número de aparcamientos en superficie en el centro histórico, compensándolo con la creación de nuevos aparcamientos subterráneos.
También ayuda el fomento del empleo del transporte público, en modo cualitativo (criterios de optimización, empleo de combustibles menos contaminantes –gas natural– o de carácter renovable –biogás–), y en modo cuantitativo (disminución progresiva de medios privados de transporte que consuman combustibles fósiles...).
Es importante también alentar y posibilitar el uso de medios alternativos de transporte, en forma principal la bicicleta, como felizmente estamos consolidando, además de limitar y hacer cumplir las velocidades de circulación de los coches privados en determinados tramos de las vías, al amparo de lo que se viene a denominar “pacificación del tráfico”.
Otras recetas pasan por establecer criterios eficaces de regulación del tráfico rodado, como en la Ronda; asumir las reducciones acordadas en las cumbres mundiales del clima, prestando especial atención a las nuevas instalaciones generadoras de CO2; contribuir a la difusión al ciudadano de cuanta información sobre la calidad del aire pueda ser de interés mediante la instalación de paneles informativos en tiempo real; asumir estrategias de reubicación de industrias existentes y ubicación de industrias futuras en aquellos lugares sobre los que su incidencia ambiental sea mínima (como zonas de mejor dispersión). Impulsar la creación de zonas verdes y la plantación de árboles en el tejido urbano para generar heterogeneidad térmica y, con ella, movilidad atmosférica. Además, estos elementos retiran activamente contaminantes, gases y partículas, y suavizan las temperaturas.
En materia medioambiental y de respeto a nuestro entorno, nuestros deberes avalan una gestión ciertamente eficaz. La presencia de Izquierda Unida en el Gobierno municipal está garantizando que Tablada constituya el pulmón verde que la ciudad necesita. La red de carriles bici de la que estamos dotando a Sevilla la convierten en un espacio idóneo para la utilización de la bicicleta como medio de transporte urbano individual, con parámetros de seguridad y confortabilidad que están generalizando su uso. La peatonalización tantas veces diseñada ha sido decididamente acometida, abriendo una senda en la que es preciso seguir avanzando.
Por lo tanto, desde la más absoluta coincidencia con los objetivos de la Semana Europea de la Movilidad, animo a toda la ciudadanía de Sevilla a que asuma la conciencia de que el futuro pasa por decisiones personales y colectivas que se sintetizan bastante bien en el eslogan Aire limpio para todos, reflejando voluntad y compromiso en la lucha contra el cambio del clima y en la defensa de un medio ambiente saludable y sostenible.
Enlace al artículo de opinión
Antonio Rodrigo Torrijos nos deja este artículo de opinión en El Correo de Andalucía, un día antes de que comience la Semana Europea de la Movilidad.
Como bien dice al final, animo a la ciudadanía, animo a participar en la Semana Europea de la Movilidad.
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