Nuevo destrozo de bicicletas públicas, ahora en Miraflores
Carmen Rengel
Hechas pedazos, tiradas al agua, manchadas de barro. Así amanecieron ayer varias bicicletas del servicio público de Sevici en el canal de Miraflores, en el interior del parque. Se desconoce quién es el culpable del ataque, pero lo cierto es que se suma a las 214 agresiones denunciadas hace una semana.
Los paseantes mañaneros del sábado se encontraron con la sorpresa: un grupo de bicicletas, pertenecientes a las paradas instaladas por toda la ciudad por el Ayuntamiento de Sevilla, aparecían completamente destrozadas en mitad del parque de Miraflores, entre las aguas verdosas de un canal que está en pleno proceso de limpieza por la llegada del verano y las altas temperaturas. Por el momento no se conoce de qué parada se sustrajeron los vehículos, pero su hallazgo supone un borrón más en la ya larga lista que lleva el servicio municipal de bicicletas.
El pasado día 11, el teniente de alcalde Antonio Rodrigo Torrijos (IU) informó de que se habían localizado 214 bicicletas destrozadas en una sola noche. Dicha acción en cadena coincidió precisamente con la huelga nacional de transportistas por los elevados costes del combustible, lo que hacía sospechar que se tratase de algún boicot premeditado. Torrijos, no obstante, se cuidó de señalar con el dedo a los piquetes sin tener pruebas para ello. Y en sólo unas horas, el problema estaba resuelto tras el trabajo de los responsables de Sevici.
Los sabotajes a las bicicletas de alquiler no sólo se ven en algunas calles, sino que hay quien los expone como un logro, a través de Internet. En las últimas semanas han proliferado en webs especializadas como www.youtube.com vídeos de corta duración en los que se aprecia cómo pandillas de jóvenes se ensañan con las bicicletas y las golpean hasta desmontarlas. No sólo lucen sus ataques contra las bicis, sino que alardean de la quema de contenedores, de la destrucción de bancos y demás mobiliario urbano o de pinturas ilegales en los muros de la ciudad. Precisamente con la nueva ordenanza antivandalismo, aprobada el pasado viernes por el Pleno municipal, todo ataque que implique la destrucción de este tipo de elementos se sancionará con entre 120 y 750 euros, multas que se podrán aplicar a partir del próximo otoño.
Según datos aportados por el Ayuntamiento de Sevilla, cada día usan los carriles bici de la ciudad unas 60.000 personas; el servicio de alquiler de bicicletas cuenta con 18.000 abonados anuales y otros 34.000 de baja duración, lo que demuestra que no sólo se elige la bici como un vehículo para el ocio, sino como medio de transporte para el trabajo, el estudio y las gestiones ordinarias. El proyecto aplicado en Sevilla ha logrado tres premios –uno de ellos internacional– en apenas un mes.
Dentro de poco, como esto siga así, se tendrá que cambiar el nombre del blog y denominarse "Actos vandálicos en Sevici" porque esto ya no es un hecho aislado, desgraciadamente se ha convertido en una moda que perjudica a JCDecaux y los 50.000 abonados de estos.
Vandalismo en Sevici, el video que fue borrado de youtube.
Me gustaría saber que piensan por su cabeza, que voz les dice que destrozen unas bicicletas y las tiren al riachuelo de miraflores o al guadalquivir.
¿Es una terapia quizás? ¿Sientén una sensación placentera con ello? ¿O están haciéndo un bien común por la ciudad librándonos de las malvadas bicicletas de alquiler?
Cada vez que leo noticias de estas, cada vez pienso más que todos estos actos tienen algo que ver entre si y es un acto organizado, así como las 214 bicicletas que amanecieron con la rueda trasera rajada con una navaja o aquellos imbéciles que se dedicaron a destrozar una bicicleta y tirarla al rio.
Aunque cueste bastante dinero, aunque son muchas estaciones, JCDecaux tiene y debe de pensarse muy seriamente la instalación de cámaras apuntando hacia las estaciones.
¿Por qué nos tenemos que ver afectados los usuarios de Sevici por que unos imbéciles quieran presumir de destrozar parte del mobiliario urbano?
3 comentario/s. Deja el tuyo:
Qué poca verguenza tienen los delincuentes estos.
No es ya la poca verguenza, es que su cerebro no da para más. No se extrañen si se los encuentran dándose cabezazos contra una parada de Tussam para intentar romperla.
La norma debería estar más pendiente de proteger a los ciudadanos pacíficos y los servicios públicos que la posible "integración, consideración y condescendencia" con el delincuente. De no ser así, como ocurre actualmente en nuestro país, caemos en la demagogia y la desprotección al ciudadano honesto, el cual, puede llegar a la conclusión de que no merece la pena serlo.
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