El semáforo, deporte de riesgo

El semáforo, deporte de riesgo
ANTONIO BURGOS
Lunes, 20-10-08
PRIMERO fue el semáforo de Hytasa, más tarde la Encarnación, luego la Ronda del Tamarguillo, ayer Sevilla Este. ¿Qué será mañana? Pregunto por la trágica sucesión de atropellos que se está produciendo en Sevilla. Pero no porque un ancianete cruce como los locos por medio del Paseo Colón o por Nueva Torneo. Lo más preocupante es que los atropellos se vienen produciendo precisamente en los semáforos.
—¿Pero Sevilla no era la Ciudad de las Personas?
En las contradicciones del sistema, que dicen los cursis, ahí está el quid de la cuestión, mi querido amigo: era. Sevilla era la Ciudad de las Personas. Ahora, como en cuestión de «era» estamos en la Era de la Bicicleta, es la Ciudad de los Ciclistas. Para los que se orienta toda acción de gobierno. A los conductores y a los peatones, que les vayan dando: todo a mayor honor y gloria de los ciclistas. Especialmente, que les vayan dando a los peatones. Yo no sé cómo se habla tanto de «el español de a pie» si en Sevilla al dichoso «español de a pie», al peatón, lo desprecia todo el mundo. Mucho hablar de zonas peatonales, pero fuera de estos paraísos el sevillano de a pie, el peatón, es un ser olvidado, una especie en trance de extinción... a base de atropellos. Porque hasta en las calles recién convertidas en peatonales te puede llevar por delante una bicicleta campando por sus dictatoriales respetos.
Está de moda la diversidad y la sostenibilidad, ¿no? Por cierto, en esto de la sostenibilidad, El Tío de la Cachimba tuvo ayer un golpe que fue para tirarse. En ese lenguaje barroco que se usa (que es como el del benemérito sevillano don Antonio Bustos, pero sin Curso de Temas Sevillanos), el Ayuntamiento entregaba las llaves de unas VPO de Emvisesa y se comentaba que muchas criaturas no pueden acceder a ellas aunque les hayan tocado en el sorteo, porque no tienen dinero para pagar los plazos o quizá ni siquiera para dar la entrada, pues no encuentran banco que les dé un crédito. Y hablando de esto de que con la crisis los agraciados no pueden acceder a la VPO y han de renunciar a ella, El Cachimba, con lo fácil que es decir «no pueden pagar la hipoteca», va el tío y dice:
—No tienen sostenibilidad para la hipoteca.
¡Se necesita ser...........! (rellene usted mismo la línea de puntos para el calificativo).
Antes de esta gran aportación al Diccionario Torrijos-Español, Español-Torrijos, decía que está de moda la diversidad, ¿no? Bueno, pues la diversidad de riesgos bien resuelta que la tiene el peatón: si no lo coge una bicicleta, lo pilla un autobús; y si no lo arrolla un coche, se lo lleva por delante un camión. Sobre todo si cruza un semáforo. Creo que he descubierto por qué. Usted mismo lo puede descubrir, si se fija en esos semáforos nuevos donde en la parte de los peatones sale el hombrecito corriendo que gana la medalla olímpica al final, cuando se va a cerrar. Ahí, junto al hombrecito en verde corriendo que se las pela, salen arriba, en angustiosa cuenta atrás, los segundos que tiene usted para cruzar antes que aquello se cierre. Poquísimos siempre. Encontrar un semáforo que abra más de 30 segundos para los peatones es dificilísimo. A los peatones nos despachan con 10, con 15 segundos de paso.
—Vamos, menos tiempo de paso que El Calvario en La Campana...
Muchísimo menos. ¿Y saben por qué? Porque tanto hablar de la Ciudad de las Personas, pero las regulaciones de tiempo de los semáforos están hechas pensando en los coches. Si usted cruza en sentido paralelo a la vía de mayor circulación, tendrá a veces hasta 120 segundos. Que son los que tienen los coches para pasar por esas vías rápidas entre disco rojo y disco rojo. Pero como su paso interrumpa esa pretendida fluidez de las grandes vías, le darán 10 segundos y avíese como pueda. Como que estoy por escribir donde los Juegos Olímpicos, para que incluyan los pasos de peatones de los semáforos de Sevilla entre los deportes de riesgo.

ABC

Enlace al artículo de opinión


Es asombroso lo que este individuo puede relacionar las cosas y llegar a la conclusión de que la culpa es de la bicicleta. Ya solo le falta decir que la crisis que sufrimos es culpa de los ciclistas.

En los últimos días no ha habido día que no se hable de un atropello tal en un sitio determinado y a una hora concreta. Hace poco una joven era atropellada en la Plaza de la Encarnación por un camión con la consecuencia de que le tuvieron que amputar parte de la pierna.

Ayer mismo, cuatro menores eran atropellados por un conductor en Sevilla Este cuando cruzaban un paso de peatones.

Una mujer de 47 años falleció al ser atropellada en la Ronda del Tamarguillo.

Al parecer para este individuo el hecho de que todos estos peatones fueran atropellados y una mujer haya muerto es culpa de las bicicletas, y si, para el Defensor del Pueblo es un peligro que las bicicletas vayan por las zonas peatonales, pero, ¿por qué no hace otras declaraciones hablando de estos atropellos que ha habido por parte de los coches?

En fin, esto es Sevilla y esto es lo que hay.

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