Sucedió en el carril bici (I y II)

Sucedió en el carril bici (I)
Miguel Rodríguez-Piñero Royo

Empezó con el AVE, (Sucedió en el AVE, se llamaba el libro), el lugar como ocasión para la trama. Y luego ha habido continuaciones. En realidad, es un recurso literario clásico, que da para buenas tramas y para buenos títulos. Yo tengo que buscar tramas y títulos para las columnas de cuando el veraneo, que este año es en agosto.

Y agosto viene con cinco sábados, así que tengo que buscarme una idea muy larga, que me dé para cinco columnas. Y he pensado en el carril-bici, que llevó usando ya mucho tiempo, y que da para contar muchas historias.

Empecé con bici propia, un poco por curiosidad, usando una reliquia de mis tiempos mozos. Mejoré después de montura, y montamos la caravana familiar, que hoy la forman cinco miembros en tres vehículos, dos con sillita de niño, otro de niño sin silla. Ocio para fines de semana, y a veces vehículo para plantarnos en lugares poco accesibles de otro modo. Excursiones al parque y al centro, también algo de ejercicio cuando me da por ahí.

Después, la tarjeta de alquiler, y el uso casi diario para ir a sitios y ahorrar tiempo; y para descubrir toda una serie de problemas y detalles que me gustaría contar, porque como todo el carril-bici tiene su miga. Es un microcosmos casi unidimensional que cambia todo el tiempo extendiéndose por los extremos y degradándose por enmedio. En el que pasan cosas y en el que se genera una cultura. De lo uno y de lo otro hablaré estos días. El título, al menos, lo tengo para todo agosto.

Catedrático de Derecho del Trabajo
miguelrpr@ono.com

El Correo


Sucedió en el carril-bici (II)
Miguel Rodríguez-Piñero Royo

En el carril bici, como en todos los espacios en los que interactúan personas de manera permanente, se generan unos usos y unas culturas, incluso unas reglas de cortesía. Los usuarios son más o menos los mismos, y aunque cada uno va en bici por un motivo todos afrontan unos mismos problemas. Por eso es posible encontrar ciertas conductas generalmente aceptadas.

Por ejemplo: es cortés en el punto de recogida de las bicicletas de alquiler preguntar al que deja la bici si ésta va bien. Así te ahorras sorpresas; en verano te libras del calentamiento de posaderas, y en invierno del culo mojado (si ha llovido); siempre es mejor la bici recién usada. Cuando faltan bornetas o bicis no hay amigos: el primero que llega se lo queda todo, y vale correr como cabr*** para adelantar a otro y quitarle el recurso.

Si sabes dónde las hay libres (bicis o bornetas), y te preguntan por ellas no está muy mal mentir, si es que tú las necesitas. A las personas mayores no se les pita, se les avisa para evitar atropellos o se les esquiva. A los que no lo son, a muerte, se les dice de todo y se les pasa rozando. A los coches aparcados en el carril con alguien dentro la mirada asesina es obligatoria; recriminarles su incívica actitud tampoco sobra. A los coches vacíos… bueno, allá cada uno; yo me inclino por llamar al 092 y decirlo. En fin, unas pocas reglas sencillas que te hacen ser un verdadero gentleman-on-the-bike.

Catedrático de Derecho del Trabajo
miguelrpr@ono.com

El Correo


Les dejamos 2 artículos de opinión de los 5 de los que hablará este señor. ¿Y qué mejor tema tratar en Agosto que el carril bici? ¿Qué mejor tema para escuchar anécdotas sobre este?

1 comentario/s. Deja el tuyo:

Fenix dijo...

No estoy de acuerdo con este señor en la parte que dice "a los que no son personas mayores, a muerte, se les dice de todo y se les pasa rozando".

Esta agresividad e intolerancia no debería ser la conducta de un ciclista. En muchas zonas es dificil darse cuenta de la presencia del carril bici, puede haber algún despiste, puede que el acerado sea demasiado estrecho... En esos casos simplemente freno un poco y le doy al timbre con insistencia hasta que se dan cuenta y se apartan.

Conductas como la que promueve el autor del artículo sólo sirven para causar un mayor rechazo hacia los ciclistas